El petróleo se cuela en la fiesta

Un año más, el petróleo vuelve a ser noticia. En cosa de pocos meses ha pasado de cuarenta dólares el barril a más de setenta. Como quien no quiere la cosa y sin hacer mucho ruido, el petróleo se cuela, un año más, en la fiesta a la que no estaba invitado.

Y no hay nada que justifique esta subida -como tampoco hubo nada concreto para lo contrario-. Una corrección de los inventarios en Estados Unidos y algo menos de oferta, han sido suficiente argumento para la subida sin respiro de las últimas semanas.

Sin embargo, esta subida no cambia el cuadro general: de igual manera que la Edad de Piedra no acabó porque se agotaran las piedras en el mundo, la edad del petróleo tampoco va a terminar porque, como se podía pensar hace unos años, quemáramos todo el crudo. Las nuevas tecnologías energéticas, más limpias y cada vez más eficientes, terminarán de desbancar al oro negro en los próximos años. Es ley de vida.

Entretanto, estos repuntes del precio precipitan el aumento de la oferta por parte de los frackers, cuyas explotaciones son muy rentables a estos niveles de cotización. Por lo tanto, los inventarios no tardarán mucho en reponerse, por mucho que los países del cártel petrolífero se empeñen.

Importa acordarse de la OPEP en estos momentos y de su socio principal (Arabia Saudí), porque pueden tener interés, aunque sea de forma temporal, en que el petróleo recupere lustre. La próxima salida a bolsa de la petrolera nacional saudí (Aramco) puede ser un buen argumento para poner menos producto en el mercado y así hinchar algo el precio en busca de mejores sensaciones en la colocación de su compañía en el mercado. Pan para hoy y hambre para mañana.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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