Política monetaria

El discurso de la presidenta de la Reserva Federal americana (FED), Janet Yellen, en la reunión de Jackson Hole hace unas semanas, sumado a las palabras de Draghi de hace pocos días, ha desatado los miedos sobre un posible cambios de postura de los bancos centrales. Y es posible que sean fundados. En el caso americano hay pocas dudas de cuál será el sentido de los próximos movimientos de su institución monetaria, las preguntas tienen más que ver con el ritmo al que estos se producirán. Respecto a Europa, creo que resulta prematuro anticipar un giro  de sus políticas en los próximos meses, más bien todo lo contrario pues todavía tienen algo más de pólvora para quemar.

jri-abc-19-09-2016Ahora bien, la normalización de los tipos de interés no se puede interpretar como el regreso de las políticas monetarias restrictivas. Los bancos centrales no están ni mucho menos pisando el freno, si acaso levantando el pie del acelerador. Estas primeras subidas de tipos o el final de alguno de los programas de compras de activos no constituyen ni el principio del fin ni su contrario, solo serán un paso más en la vuelta a la normalidad de las políticas monetarias y así debería interpretarse por los mercados.

Tenemos tipos bajos para varios años en todos los tramos de la curva, mucho más de lo que estamos acostumbrados. Estados Unidos señala el camino a Europa y ya hace un año que subieron los tipos por primer vez. Hoy, un año después, seguimos discutiendo sobre cuándo llegará la segunda. Y el año que viene –o el siguiente– el BCE dejará de comprar bonos e iniciará la senda de la normalización de los tipos pero no será ni brusco ni inesperado, no hemos llegado hasta aquí para equivocarnos en el último acto.

Y mientras todo esto sucede, conviene empezar a valorar las consecuencias estructurales que puede generar una curva de tipos de interés como la que vamos a tener. El precio de los activos viene marcado por el del conocido como activo libre de riesgo –si eso sigue existiendo, antiguamente eran las letras de gobierno– y a partir de ahí todos los demás. En la Bolsa, algunos títulos ya lo han reflejado –los que pueden ser asimilables a los bonos-, otros no. La dispersión en valoraciones que acumulamos últimamente debería reducirse, sobre todo gracias a la recuperación de aquellos valores sobre los que la percepción del riesgo ha sido mayor.

Artículo publicado en ABC

José Ramón Iturriaga
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