De acuerdo con lo que cuentan los bancos de inversión, podemos hacernos una idea de cómo tienen estructurada la cartera los grandes inversores internacionales. En sí mismo, esto no quiere decir nada, pero sí puede servir para entender lo que el mercado espera. Y en función de la evolución de las distintas variables, de acuerdo con ese punto de partida, también nos permite hacernos una idea de cuáles serán los principales flujos de capital.
Por lo tanto, de acuerdo con esa foto fija, que representa el posicionamiento actual, se pueden sacar algunas conclusiones. En general, el nivel de exposición a renta variable es bajo, lo que indica que la aversión al riesgo sigue siendo elevada. El dato es todavía más relevante si tenemos en cuenta que muchos índices importantes están en máximos históricos. Además, el nivel de inversión en países emergentes, compañías cíclicas y financieras, también es bajo.
Este punto de partida confirma que los agentes de mercado han asumido algo de riesgo últimamente, pero continúan descontando un escenario de bajo crecimiento y poca inflación.
Así las cosas, si no se confirmara ese ‘invierno nuclear’, a muchos –la mayoría– el previsible movimiento del mercado les va a pillar con el pie cambiado, lo que en parte explica el comportamiento de los mercados los últimos meses. A medida que se ha ido confirmando que el mundo crece algo más y que la inflación empieza a asomar la patita bajo la puerta, la rotación del dinero ha sido bastante evidente. A la luz de los datos que vamos conociendo, las probabilidades de tasas de crecimiento mayores y algo más de inflación van cobrando más fuerza. Muchos van a tener que seguir corriendo detrás del mercado.
Artículo publicado en ABC.
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