La semana pasada conocimos un dato relevante: las posiciones largas –alcistas– sobre el índice VIX alcanzaron su máximo histórico. Esto, que puede sonar a chino, no es un tema menor. El VIX es el índice de referencia para medir la volatilidad, una de las medidas del riesgo en los mercados financieros y comprar este índice es una forma de protegerse frente a futuras caídas en los mercados. Por tanto, el máximo histórico de posiciones alcistas, inédito incluso en los peores momentos de la crisis de 2008-2009, resulta muy significativo. Por un lado, es un magnífico indicador contrario ya que parece complicado que se pueda comprar más protección, lo que limita el recorrido a la baja. Y por otro, es una muestra acertada del funcionamiento de los mercados durante los últimos tiempos, en los que los movimientos del mercado, ya sea en un sentido o en otro, se realimentan.
Y puede resultar sorprendente porque, si bien las caídas han sido fuertes, la situación no es comparable –ni por asomo– a la que hemos vivido en los últimos años. Hoy, puede haber más o menos dudas sobre el alcance de la desaceleración china o las consecuencias de los cambios en las políticas monetarias, pero nadie se plantea que el mundo vaya a descarrilar. Sin embargo, como decía, el número de coberturas triplica a las de entonces.
Tras esta realidad no puede haber mucho más que el espectacular crecimiento a nivel global de las decisiones de inversión según modelos cuantitativos, lo que magnifica y realimenta los movimientos de los mercados. Por lo tanto, al calor de los últimos acontecimientos, todo apunta a que las máquinas están todas del mismo lado y en cuanto suceda algo que les haga darse la vuelta, van a ser muchos elefantes intentando salir por la misma puerta. Y sin ánimo de jugar a aprendiz de brujo, es posible que la velocidad de la recuperación sea igual o mayor que la de las caídas. El tiempo dirá.
Preguntas Santander
(Cotización Santander)
Esta semana se celebra en Londres la presentación estratégica del Banco Santander. Tras su primer año a los mandos, el equipo directivo, con su nueva presidenta a la cabeza, presentará las líneas generales de la estrategia del banco para los próximos años. El comportamiento de la acción a lo largo de los últimos meses no ha sido nada bueno y las dudas en torno a los principales mercados de la entidad financiera están en boca de todos. El momento de mercado, además, no ayuda. Y así las cosas, la expectación no puede ser mayor.
Por un lado, parece lógico que Brasil sea la región que acapare gran parte de las preguntas. ¿Cómo y cuánto va a afectar la recesión del gigante americano en las cuentas de resultados de su principal filial? El tamaño del balance del banco brasileño y su crecimiento en los últimos años elevan la incertidumbre sobre la entidad. España y las rompedoras estrategias puestas en marcha últimamente también serán motivo de preguntas. ¿Qué resultados han obtenido? ¿Les está sirviendo para recuperar parte de la cuota de mercado que han perdido por no haber participado en la consolidación del sector que se ha producido en los últimos años? ¿Cómo es de sostenible? Quizá las dudas no hubieran sido tantas de no haber subido las comisiones por encima de las que estaban aplicando en Reino Unido.
Por último, también parecen necesarias las respuestas acerca del planteamiento estratégico a futuro. ¿Van a participar en la presumible última vuelta de tuerca de la consolidación del mercado español? Y, sobre todo, ¿cómo encaran su estrategia corporativa internacional? A este respecto, la clave es entender si continúan con la aspiración de convertirse en un banco global al estilo anglosajón – con la necesidad, por tanto, de poner una bandera en Asia- o no. Van a ser dos días muy interesantes en los que quizá haya más preguntas que respuestas. Sin embargo, son ellos los que han decidido la fecha.
Grecia y Cataluña, Mas y Tsipras
Ayer se celebraron elecciones en Grecia y con mucha probabilidad el resultado –que obviamente no conozco en el momento de escribir estas palabras–, no ha sido portada de los periódicos. Y más allá de si ha ganado por la mínima Tsipras o Nueva Democracia, los minutos que le dediquen las tertulias matinales serán los de la basura. Resulta sorprendente –o quizá no tanto– cómo un tema que ha sido hasta hace poco el centro de la actualidad en Europa, pasa a las páginas centrales de los periódicos en cuestión de poco tiempo. El futuro del euro, según parece, ya no depende de lo que pueda pasar en Grecia. Probablemente, no lo ha hecho nunca.
En otra de las penínsulas europeas, los mercados ya se han aplicado el cuento acerca de los posibles desenlaces apocalípticos en lo que se refiere al órdago de Mas. A pesar de las idas y venidas de la bolsa en los últimos tiempos, el mejor termómetro de la percepción del riesgo en España -el bono a diez años- está lejos de los niveles que observamos, hace no mucho, como consecuencia de la crisis griega. Así son los mercados, aprenden de sus errores. Y en el lógico afán de ganar dinero, no se dejan llevar por las declaraciones grandilocuentes que los astutos líderes políticos profesan.
Quizá el desenlace del drama griego haya sido el mejor espejo en el que mirarse. Los sucesivos conejos que Tsipras se sacó de la chistera a lo largo de todo el proceso de negociación para evitar lo inevitable, no alteraron ni lo más mínimo el resultado final. Lo retrasaron, eso sí, pero no lo modificaron. La estrategia mostrada por el separatismo para el 27S no difiere mucho de la empleada por Syriza en su intento por cambiar las normas. Con mucha probabilidad, los resultados no aclararan nada ni pondrán punto final a esta carrera hacia no se sabe dónde, pero en lo que al mercado se refiere no importa. Mas no engaña a nadie: no tiene madera de “héroe”.
Algunas empresas cotizadas catalanas han movido ficha en los últimos días. Una cosa es considerar que no vaya a pasar y otra muy distinta es no hacer nada ante semejante envite. Los bancos catalanes, entre otros, han dado un paso adelante. Y es mejor así pues la equidistancia y falta de alineación con sus accionistas no iba a proporcionar ningún beneficio. Otras cotizadas, sin embargo, aún prefieren callar.
Artículo publicado en ABC.
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