Si les tuviera que explicar el comportamiento de la Bolsa durante la semana pasada tendría que mirarlo. Tras tantas idas y venidas, no sé bien si cerramos la semana en positivo o en negativo. Intuyo que acabó subiendo, aunque para el análisis que aquí pretendo no resulta relevante. Más allá de los vaivenes, a los que parece que nos vamos haciendo, he renunciado a entender las últimas caídas. Asumo, por tanto, que no soy capaz de explicarlo.
En esa línea, les invito a hacer un ejercicio absolutamente inútil pero -como todos los males de mucho- reconfortante. Imagínense que estuviéramos en verano de 2012 ¿lo recuerdan? La prima de riesgo saltando por los aires, el sistema financiero español recién rescatado, Draghi saltando a la arena, la Bolsa española en mínimos de mucho tiempo, etc. Imaginen a continuación que el genio de la lámpara les dijera que en el arranque de 2016 la prima de riesgo en España iba a estar en 140, el bono español a diez años por debajo del americano, la economía creciendo por encima del 3%, el precio de la vivienda recuperando, la sostenibilidad del euro –lógicamente- fuera de toda duda, el precio del petróleo a 30 dólares y los resultados empresariales disparándose, entre otros. ¿En qué nivel creen que hubiera dicho que estaría, por ejemplo, el Ibex 35? Y ahora miren dónde está. Sí, sólo un poco por encima de los mínimos de aquel año. Sin entrar en grandes disquisiciones técnicas, intuitivamente se puede uno tirar a la piscina y afirmar que hay algo que falla. No tiene mucho sentido que nuestro mercado de valores esté prácticamente a los mismos niveles que en 2012, cuando España estaba a las puertas de un rescate y acumulaba portadas internacionales. O a los mismos niveles que en el año 2008, cuando lo que estaba en juego era el sistema financiero mundial.
Los que nos dedicamos a esto, cuando explicamos porqué hay que estar invertidos en Bolsa, argumentamos que la bolsa da rentabilidades anuales compuestas de entre el 8 y el 10%. Teniendo en cuenta las valoraciones actuales, la rentabilidad potencial de los valores españoles a corto plazo –esto es, que se normalice la percepción de riesgo- es mayor, mucho mayor. Dicho de otra manera, si hoy no está dispuesto a comprar Bolsa, no la compre nunca.
Artículo publicado en ABC.
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