Un ejercicio muy recomendable para coger algo de distancia respecto a la locura en la que se han convertido los mercados es analizar la rentabilidad por dividendo. Se trata, sin duda, de la mejor métrica para entender lo barato o caro puede estar un valor: si las empresas lo pagan de forma sostenible es porque pueden.
En la Bolsa española, en línea con lo que ha pasado en otros países, se ha producido una polarización enorme entre las compañías con flujos de caja previsibles –que se han revalorizado mucho estos años– y aquellas más dependientes del ciclo –que lo han hecho muy mal en el mismo periodo–. En este entorno, aunque pueda resultar contraintuitivo, los valores con mejor comportamiento resultan menos atractivos desde el punto de vista del dividendo y al revés.
Si atendemos a la composición sectorial del índice, la foto actual es demoledora. De las sesenta compañías más representativas, casi un 80% tienen rentabilidades por dividendo superiores al 4% (dos tercios de ellas por encima del 6%) y unas 15 compañías con rentabilidades del 7% o más. En el extremo contrario, solo unas pocas de las compañías de calidad con fuertes revalorizaciones durante los últimos años tienen hoy rentabilidades por dividendo muy bajas.
Esta foto fija sirve para explicar muchas cosas. Por un lado, ha sido precisamente esta composición sectorial la que ha determinado el peor comportamiento relativo de la Bolsa española estos últimos años. El mayor peso de bancos, Telefónica, ciclo en sus distintas versiones y el menor peso de las que han sido beneficiadas por el mercado explican lo que ha pasado.
Ahora bien, mirando hacia adelante, que es realmente lo importante, las rentabilidades por dividendo que hoy ofrece la Bolsa española aumentan la probabilidad de que sea la que mejor comportamiento tenga a futuro. El potencial de revalorización de un índice cuyos principales componentes tienen rentabilidades por dividendo superiores al 7% es enorme y facilita mucho el trabajo de los que nos dedicamos a la inversión para los próximos años. El soporte por valoración es clarísimo y ahora toca no dejarse llevar a la espera de que el mercado.
Artículo publicado en ABC.
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