Tras el 27S, el riesgo político en España se reduce. Por un lado, tras no haber alcanzado la mayoría en porcentaje de votos, el pulso de la coalición independentista ha quedado deslegitimado. Este era un aspecto clave para tratar de acelerar el proceso y, sobre todo, para tratar de obtener algo de reconocimiento internacional y eso ya ha quedado definitivamente descartado. El resultado cosechado no solo no obtiene mayoría suficiente sino que además deja a la principal bandera del independentismo (JXSí) a merced del antisistema CUP, lo que seguramente dinamite la frágil coalición y acabe por sacar de circulación al Presidente Mas, una circunstancia que a estas alturas parece un paso en la dirección correcta para reconducir la situación.
Por tanto, nuestro riesgo político se centra ahora en un solo fenómeno: la posibilidad de un gobierno al estilo Syriza en un país del tamaño de España. Algo que hoy está más descartado que el día 26 de septiembre. En esta línea, el resultado obtenido por Podemos, bastante peor de lo esperado, es la constatación de que un gobierno de izquierda radical en España representa demasiado riesgo para el ciudadano medio.
Así las cosas, todo apunta a un gobierno de coalición y, al calor de los resultados de las elecciones y las diferentes encuestas, no parece que Podemos pueda tener ahí un papel relevante. Más cuando se puede contar con tres referentes posibles y sus distintas combinaciones. Con esos tres puntos de apoyo, un gobierno en minoría, aunque haga ciertas cesiones que no pongan en riesgo las reformas realizadas, podría ser el impulso definitivo que necesita nuestra economía para asentar el cambio de modelo productivo. A la luz de los últimos sondeos de opinión y el resultado de la convocatoria catalana, un resultado continuista no está en precio. A medida que se asiente el polvo levantado por los comicios y que este nuevo escenario, mucho más razonable, cobre protagonismo, es probable que los activos españoles –en concreto la renta variable nacional, y no me refiero al Ibex35– cierren su diferencial con sus vecinos europeos. Los fundamentales, desde luego, lo justifican.
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Pues acabo de ver que ,parece que la CUP recula,estaba claro que no aguantarían la presión…