Las instituciones europeas parecen haber aprendido algo en esta crisis. No sancionar a España o Portugal por el incumplimiento del objetivo del déficit representa una buena muestra de ello. Y es que en Europa, cuando nos lo proponemos, también podemos ser sensatos y no víctimas de la interpretación espartana de nuestras propias normas.
Como bien decía el ministro De Guindos, lo contrario no hubiera tenido sentido a pesar de que el historial de sinsentidos de las instituciones europeas resulta insondable y contrastado.
Desconozco si las razones por las que al final no se han materializado estas sanciones son las correctas. Sin embargo, el mensaje para la patulea de euroescépticos, que con razón han señalado en otras ocasiones el victimismo comentado, es innegable.
Y al final constituye un motivo para la esperanza. Parece que hay vida inteligente en las instituciones europeas y es hora que también pongamos algo de nuestra parte.
No tiene pase que España siga sin un gobierno. No hay por dónde coger la falta de talla de los protagonistas políticos españoles. Unos por falta de cintura, otros porque les viene grande el patio de los mayores, están ofreciendo un espectáculo lamentable. El tacticismo político de baja categoría por encima del interés general. Ahora bien, esto no puede durar y no va a hacerlo, también aquí daremos muestras de vida inteligente. Cartas boca arriba y cada uno que baile lo que le toque, sería una pena tropezar tras haber hecho lo más difícil.
Artículo publicado en ABC.
@JRIturriaga
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