El precio del petróleo parece haber hecho suelo. Desde mínimos ha recuperado considerablemente y a tenor de los mensajes que lanzan desde los países productores, no parece que tenga mucho recorrido a la baja. Por debajo de los 30 dólares el barril, el zapato aprieta demasiado. Hay que recordar, como hemos hecho muchas veces en estas líneas, que la caída proviene de un exceso de oferta por lo que cabe esperar que el precio recoja la preocupación de los países productores que precisamente han implantado esta estrategia. Y así es.
Y con el comportamiento tan aberrante de los mercados en los últimos tiempos, puede que algo tan normal como la subida del precio del petróleo se convierta en el detonante de la recuperación de los mismos. En cierta forma, sirve para romper con el relato que los contumaces pesimistas nos tratan de imponer por tierra, mar y aire. Si el precio del petróleo se estabiliza o sube, muchos de los argumentos que se han utilizado para justificar las últimas caídas se desmontan. Por un lado, los miedos sobre el tamaño del agujero que ha provocado la bajada en precios se disiparían en tanto que éste no aumente. Por otro lado, los miedos deflacionistas, en un entorno de recuperación de precios del oro negro se atemperarían, lo que se trasladaría de inmediato al Euribor a doce meses. Además, los fondos soberanos de los países productores de petróleo tendrían menos presión para hacer caja…
De la misma forma, se podrían seguir desmontando cada uno de los argumentos que han florecido desde que el barril empezó su descenso. Así, llegados a este punto, podemos afirmar sin temor a equivocarnos: sube el precio del petróleo, compre Banco Popular.
Artículo publicado en ABC.
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