Sell off

Las fuertes caídas de las semanas pasadas han sido un sell off en toda regla. Esto es, una venta indiscriminada en la que no se salva nada ni nadie. Y es precisamente ese carácter indiscriminado lo que, en mi opinión, hace que esta caída tenga una importancia relativa. Ya hemos analizado los motivos tras esta corrección y, tal y como comentábamos la semana pasada, no resultan comparables a los que vivimos durante la crisis y sus prolegómenos, son sólo explicaciones peregrinas de movimientos que en si mismos no quieren decir nada. Sin ir más lejos, hasta uno de los iconos del pesimismo, Nouriel Roubini, lo reconoció en el foro de Davos.

250116-jriturriaga-jose-ramon-iturriagaUna de las pruebas del algodón para confirmar el tipo de fenómeno al que nos enfrentamos es analizar qué valores han sido los que más han sufrido. Cuando, como en estos últimos días, no se salva nadie, nos encontramos ante el mejor indicador de que la esquizofrenia se ha instalado en el mercado y estamos en modo ‘sálvese quien pueda’. Han caído las compañías buenas, malas y regulares. Las caras y las baratas, las pequeñas y las grandes. Hay ejemplos, como pueden ser las inmobiliarias en el caso de la Bolsa española, que han sufrido verdaderos reveses sin justificación de ningún tipo. Atendiendo a su valoración, ya estaban muy baratas –ahora, lógicamente, lo están más– y no hemos tenido tantas dudas al respecto como sí sucediera con los bancos y sus ‘muertos’ en el armario. Pues han sido precisamente estas compañías uno de los sectores que más han caído.

Este tipo de comportamiento constituye el mejor ejemplo de que los movimientos de la Bolsa en plazos cortos no significan nada. Como mucho, pueden representar un termómetro del sentimiento de mercado pero no anticipan nada. Y el mayor error en estos casos es correr con la masa. Hay que mantener la serenidad y alejarse del ruido de todos los días. Estos movimientos bruscos suelen desandar el camino tan rápido como lo iniciaron.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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