Las bolsas mundiales han tenido el peor comportamiento trimestral desde el año 2011. Las dudas sobre la economía china, la incertidumbre sobre las consecuencias de la subida de tipos por parte de la Reserva Federal o los efectos sobre los resultados empresariales en Estados Unidos de la subida del dólar, se han traducido en importantes caídas que han acabado con la rentabilidad acumulada en el año.
La pregunta ahora es si estamos a las puertas de un año como 2008 –o 2011– en lo que al comportamiento de la renta variable se refiere. Y la respuesta tiene que ser categórica: no, de ninguna manera. La economía mundial, el sistema financiero o las empresas, no están ni por asomo en una situación parecida a la de entonces. El mundo en su conjunto va a crecer este año a un ritmo superior al 3% y, lo que es más importante, se estima un resultado muy similar para el siguiente. Además, el nivel de apalancamiento del sector privado resulta incomparable y, sobre todo, la situación del sistema financiero es totalmente distinta tras varios años de ajustes y provisiones.
Evidentemente, la fuerte caída de las materias primas va a tener consecuencias para varias economías y empresas, y el fortalecimiento del dólar se va traducir en menores beneficios empresariales de las multinacionales estadounidenses. La subidas de tipos de interés, cuando quiera que estas se produzcan, tendrán algún efecto sobre el mercado pero podemos anticipar, dado el punto de partida, que no será inmediato sino progresivo.
En conclusión, la bolsa subirá y volverá a bajar, como ha hecho siempre, pero el comportamiento que hemos observado en los mercados durante el último trimestre no ha sido el prolegómeno de nada malo. Si acaso todo lo contrario, pero solo el tiempo me dará o me quitará la razón.
Artículo publicado en ABC.
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