Aunque quizá aún no hayamos tomado la perspectiva temporal suficiente, sí podemos valorar las consecuencias, tanto económicas como empresariales, de las idas y venidas de las últimas jornadas. A pesar del miedo o el nerviosismo, el mundo va a seguir creciendo, pero de forma distinta. Las tasas de crecimiento van a ser inferiores a lo esperado, pero a un ritmo más que razonable y, sobre todo, más equilibrado. El nuevo modelo de la economía china, menos intensivo en inversión y más en consumo, se va a traducir en un crecimiento más moderado. Las economías emergentes, que dependen de la evolución […]
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