Hay que medir el éxito de las decisiones por sus resultados y no por lo que pretenden conseguir en su origen. El ejemplo de la evolución del sector inmobiliario en Cataluña –y concretamente en Barcelona– es un magnífico ejemplo de ello. A la incertidumbre y el miedo que ha generado el procés hay que sumar los efectos nocivos de una alcaldesa populista en toda regla. El resultado es el desastre absoluto. Si comparamos la evolución de los distintos indicadores del sector inmobiliario barcelonés con los de Madrid, los resultados son para salir corriendo. En Barcelona se invierte menos, los precios […]
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