Hace unos días me preguntaban desde un medio de comunicación extranjero especializado en mercados si España iba a ser la próxima Irlanda. La pregunta me pilló con el pie cambiado y, tras marear un poco al periodista, me di cuenta de que no había ninguna segunda intención. Las reflexiones que suscitó la cuestión fueron dos. Por un lado, lo superficial del análisis ya que a bote pronto, España e Irlanda no resultan comparables. Aunque ambos países, Irlanda primero, España después, hayan sido grandes protagonistas de la crisis, constituyen dos realidades muy distintas y la comparación se antoja grotesca. Lo único […]
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