Terror y mercados

Resulta casi inmoral, después de lo sucedido, tratar de explicar cuáles pueden ser las implicaciones para los mercados. Sin embargo, resulta inevitable. Y, aunque el mantra de que el dinero es miedoso está muy extendido, la experiencia nos demuestra que este tipo de bestialidades tienen escasas consecuencias en los mercados. Fundamentalmente porque no generan daños colaterales de calado en las bases del ciclo económico. Y los ejemplos han sido desgraciadamente muchos durante los últimos años. Y ninguno de ellos, en las distintas versiones que el mundo ha sufrido, han tenido mayores implicaciones económicas.

EQED-noviembre-jriturriaga-jose-ramon-iturriagaTras el atentado de las torres gemelas en Nueva York en 2001, las bolsas cayeron fuerte y tardaron algunos meses en recuperar el terreno perdido. Sin embargo, esta reacción se debió, sobre todo, por ser el primero de semejantes dimensiones en suelo americano y además se desconocían cuáles podían ser las consecuencias. Tras el 11 de marzo, las bolsas cayeron un único día. Y tras el atentado en el metro de Londres, las bolsas no han vuelto a acusar estos ataques.

La sensación de vulnerabilidad que nos invade, pasará. Y aunque ahora parezca que pueden atacar cuando y como quieran, no es así. A pesar de estar en guerra, episodios como los del 13 de noviembre en París seguirán siendo la excepción. Además, estas situaciones quizá sirvan para enmendar alguno de los planteamientos anteriores y que forman parte de la génesis del problema. Así mismo, de que todos tomáramos conciencia de quienes son los malos de esta película. Como dijo F. D. Roosevelt hace ya algunos años, de lo único que podemos tener miedo es del propio miedo.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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