En los últimos años, el mercado de capitales ha dado un vuelco enorme. De estar prácticamente cerrado en 2008 o en 2012 tras la crisis del euro, a estar vivito y coleando. ¡Y cómo colea!
Prácticamente a diario tenemos ejemplos del momento extraordinario que viven los mercados de capitales. Si no es una salida a Bolsa en la que la demanda supera en varias veces la oferta de acciones, es una emisión de deuda o híbridos a un tipo de interés mínimo histórico. Las empresas nunca se han financiado a un coste tan bajo como el actual y, consecuentemente, el coste del capital se encuentra también en niveles históricamente bajos.
Esta nueva situación ha venido para quedarse una temporada larga y sus consecuencias son muchas y muy buenas. Una de las más importantes, que ya puede apreciarse de forma clara, es el incremento de la actividad corporativa. Y para muestra un botón: la semana pasada, la socimi española Colonial emitió deuda con un interés inferior al 2%, pagando prácticamente lo mismo que el Reino de España. Casi 1.000 millones de euros al 2%. Un dinero que la empresa va a utilizar para comprar Axiare, otra socimi que paga un dividendo cercano al 5%.
No hay que saber mucho de matemáticas financieras para darse cuenta de que la operación es redondo. El dinero adeudado a un coste del 2% va a permitir obtener un rendimiento (a día de hoy) de casi el 5% sin tener en cuenta ni las sinergias –que las hay–, ni la recuperación de rentas (que llegará y tiene muchísimo recorrido).
Así las cosas, quizá el ruido que ha envuelto a España en los últimos tiempos sea la razón por la que todavía no se ha abierto la caja de Pandora como sí ha sucedido en otras economías comparables. Ahora, varios años después de la crisis, se está empezando a soltar el brazo a propios y extraños. Y más que se les va a soltar. En todo caso, a estas alturas, se trata solo de una cuestión de tiempo.
Artículo publicado en ABC.
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