Tocan de oído sobre España

La semana pasada asistí a la presentación de uno de los grandes bancos de inversión del mundo en Madrid. Y lo más destacable para el inversor español no fueron sus estimaciones sobre la renta fija o la renta variable, o cómo evoluciona el tipo de cambio, o lo que pueda pasar con el precio del petróleo. Lo más relevante, sin duda, es cómo tocan de oído lo que está pasando en España.

Lógico en cierta medida si eres uno de los grandes bancos globales y tu sede está al otro lado del Atlántico. Sin embargo, la falta de conocimiento que demuestran sobre lo que ha pasado y lo que está pasando en España a la hora de tomar decisiones de inversión constituye, ante todo, una gran oportunidad.

Los fundamentales siempre se acaban imponiendo, no tengan ninguna duda. Y en algún momento, alguien de este banco u otro cualquiera –de hecho, los más listos de la clase (Hedge Funds, Private Equities) ya se están poniendo tiznados– se dará cuenta y tratará de aprovechar la gran oportunidad que hoy constituyen los activos españoles como consecuencia de la enorme distorsión en valoración de los últimos tiempos.

Sin embargo, hoy en día, la mayor parte de los que de verdad importan en el mercado no se han detenido a mirar en detalle nuestro país. En honor a la verdad, excusas no les han faltado. Cuando no ha sido Podemos, ha sido el euro y si no, Puigdemont. Han sido muchas las razones en las que se han podido envolver para no prestar la atención debida a las dinámicas económicas, empresariales o de valoración, que son las que con el tiempo ponen las cosas en su sitio. No sólo han sido muchas, sino que han sido muy seguidas, lo que, lógicamente, ha hecho que solo queden al pie del cañón aquellos que más incertidumbre pueden soportar o los que no tienen más remedio. La paciencia es la clave, siempre lo ha sido. Y ahora solo es cuestión de tiempo que el mercado reconozca lo que van a detectar aquellos que superen los enormes prejuicios que todavía sobrevuelan la realidad española. Quizá la reciente subida del rating por parte de Fitch sea el comienzo del fin. O quizá no. En cualquier caso, que gente tan lista como los del banco americano del que antes hablábamos sigan tocando de oreja es una muy buena noticia.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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