Un año después de que el presidente Trump tomara el mando, la bolsa americana ha subido más de un 30% y marca nuevos máximos un día sí y otro también. Los miedos que suscitó su elección han caído en saco roto. Y más que enredarnos en si son los unos o los otros los que tenían razón, la enseñanza que se desprende del último año es que las circunstancias exógenas, salvo eventos absolutamente extraordinarios -y la victoria de Trump no lo ha sido-, no importan a la Bolsa. Lo que marca su evolución son los beneficios empresariales y no tanto las horas que se pasa el presidente americano delante de la televisión lanzando tuits al ciberespacio. Y no es que la Bolsa esté dando por buena la presidencia del presidente tuitero, es que el ruido no influye en largo plazo en los mercados.
La recuperación económica cuando Trump accedió al cargo era un hecho. Esa mejora de la economía se estaba y se sigue trasladando a los resultados empresariales y, consecuentemente, a la Bolsa. Desde luego que esto no es mérito de Trump. Si acaso, su plan fiscal, una de las pocas iniciativas legislativas que ha tenido éxito y con consecuencias en los beneficios empresariales.
Sin embargo, el resto de circunstancias que han propiciado la virtuosa situación actual no son mérito suyo, por mucho que nos cuente. Y pese a lo que muchos dicen, no tiene pinta de que en las condiciones actuales se debieran torcer. Por tanto, independientemente de la percepción más o menos cimentada que puedan tener sobre la valoración de la Bolsa americana, la realidad es que los beneficios empresariales van a seguir subiendo y las métricas que indican si está cara o barata no aplican –o no deberían– de la misma forma que hasta ahora ya que las circunstancias son completamente distintas. Ni la composición de los índices es la misma -el peso de las compañías tecnológicas es mucho mayor- y, por otro lado, los tipos de interés ni están ni se espera que estén en los niveles previos a la crisis.
Así, la Bolsa americana ha subido; es probable que siga subiendo; y nada de esto es mérito ni del presidente Trump ni de nadie en particular.
Artículo publicado en ABC.
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