¿Qué hay tras las últimas caídas?

Hoy, con las bolsas un 20% más abajo que hace pocos unos meses, quizá sea un buen momento para sacar la cabeza de la centrifugadora del día a día y poner las cosas en perspectiva, o por lo menos intentarlo. La pregunta es siempre la misma: ¿qué hay detrás de lo que en el argot financiero llamamos campechanamente un piñazo con todas la letras?

Empiezo por lo que no es, a pesar de lo que diga algún banco de inversión y sin ningún ánimo de polemizar: el resultado de las elecciones catalanas no es el motivo, cualquiera que hubiere sido. Y aunque la bolsa española lo haya hecho algo peor que las europeas últimamente, el bono a diez años, el verdadero termómetro del riesgo, no se ha movido, si acaso ha mejorado. El escenario catastrófico que describía Felipe Gonzalez en su primera carta (Cataluña, la nueva Albania de esta parte del Mediterráneo), sencillamente, no va a suceder, como también se encarga de recordar el señor Fainé cada vez que le preguntan por este tema. El mercado es muy prosaico y si no hay visibilidad en los retornos no hay inversión. Descontar escenarios apocalípticos que luego han quedado en nada está ya un poco pasado de vuelta.

Los medios especializados achacan las últimas caídas a que Yellen no subió los tipos y que ha perdido su oportunidad. O a que Draghi debería haber sido más explícito en la última reunión del BCE y que ahora está perdiendo –permítanme que lo dude– la “baraka”. Quizá persistan las dudas sobre las consecuencias de la desaceleración china. Y tal vez, solo tal vez, el escándalo del Volkswagen haya sido la gota que ha colmado el vaso, porque si ya no nos podemos fiar de los alemanes ya no nos podemos fiar de nadie.

Reconocer que no sabemos lo que hay detrás de las últimas caídas seguramente sea lo más honesto por nuestra parte. Y a reglón seguido, recordar que, a largo plazo, el valor de las bolsas correlaciona con el valor de las empresas que las componen, valor que viene determinado por la evolución de los beneficios empresariales y por cuanto esté dispuesto a pagar el mercado por ellos. De la misma forma, tampoco sé cuándo el mercado volverá a reflejar estas dinámicas, que en el caso de la bolsa española no pueden ser mejores, pero sí sé que la mejor forma de obtener réditos de ello cuando suceda es estar dentro.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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